HISTORIA DOCUMENTADA DE VILLA SORIANO

Este blog difunde el libro "Los Indios Mansos de la Banda Oriental -Santo Domingo Soriano, documentada", autoría de Wilde Marotta Castro y publicado en 2001. Más de veinte años de investigación y basado en documentación queda confirmado plenamente que Villa Soriano inició su proceso fundacional en 1624, siendo la población más antigua de Uruguay y que siempre estuvo asentada en territorio de la República Oriental del Uruguay. También aportamos nueva documentación. Puedes acceder al libro en www.villasoriano.com .

miércoles, 7 de junio de 2023

EVANGELINA JAIME, GUARDA MEMORIA DE LA NACIÓN CHANÁ

Entrevistamos a Evangelina Jaime, mujer guarda memoria de la Nación Chaná. Para conocer costumbres, cultura, creencias del pueblo chaná. El enlace bajo la foto de Evangelina te lleva a Diario "Crónicas" de Mercedes, Soriano, Uruguay, medio donde fue publicada la entrevista. 




                                    GUARDA MEMORIA DE LA NACIÓN CHANÁ

Legítima y hermosa herencia la de Soriano es su nación chaná, habitante y defensora de su tierra. Nación que nos da una historia maravillosa, fundadora de la población más antigua del país que ha sido cimiento económico, administrativo, social, cultural de Uruguay.

Somos sorianenses, gentilicio que viene del legado de Santo Domingo Soriano, pueblo indio chaná y también nos llaman chanás pues ellos habitaron nuestra tierra y la quisieron, la defendieron hasta en la batalla, la administraron, la cuidaron.

Nos vamos a San Benito, Entre Ríos, allí vive Evangelina Jaime. Defiende y enseña la cultura chaná y su lengua. Le preguntamos sobre la vida cotidiana, costumbres, creencias del pueblo chaná. Su padre es Blas Jaime, último hablante chaná aunque ahora con las enseñanzas de Evangelina la lengua se mantiene en ella y sus alumnos. Evangelina recuerda a su abuela Ederlinda Miguelina Yelón (Opé Velá en chaná, significa Morocha), quien se comunicaba con Blas en la lengua de sus ancestros.

Entre Ríos, al igual que la otra margen del río Paraná en Buenos Aires y Santa Fe, el delta del Paraná y nuestra tierra soriana como las islas del río Negro son tierras chanás. Nos hermana una lengua y cultura que hoy lucha por mantenerse, nos hermana una nación digna.

Estudiar la historia de SDSoriano lleva a relacionarse con la nación chaná y para comprender mejor los documentos y sus historias es de orden comprender la manera de ser del pueblo silencioso. Honrosa distinción para los sorianenses que nos llamen chanás.

¿Se respetaba a la mujer en los pueblos chanás?

Evangelina: “La mujer chaná era sumamente respetada, hasta el grado que no se las lastimaba ni en su primera relación sexual. Esto debido a que antiguamente fue un matriarcado pero por alguna razón las mujeres dejaron de estar en el “poder” y los hombres pasaron a ser quienes asumieron el rol de proteger al pueblo pero en ese acuerdo que hicieron se les permitió a las mujeres elegir qué cosas debían respetar los hombres. Así que fue la de no lastimarlas de ninguna manera y que la mujer de cada familia “superior” fuera quien llevara el legado de la historia sin excepciones”.

¿Un recién nacido era más bien un hijo de la comunidad que de sus propios padres?

“Un recién nacido era por supuesto hijo de sus padres, quienes lo protegerían hasta con la muerte. Aquí debemos hacer una aclaración con respecto a la explicación que se dará más adelante. Los hombres que ya estaban listos para “atarse” (casarse), debían buscar en otro pueblo chaná a la que sería su esposa, las familias de ambos muchachos debían estar de acuerdo y luego podían “atarse”. Cuando esto sucedía la mujer casada debía vivir en el pueblo de su esposo, por lo tanto los hijos de esa pareja pertenecían a ese pueblo y no al pueblo materno. En caso de que él o los padres fallecieran, quien debía hacerse cargo de los niños nacidos en ese pueblo era el abuelo paterno. Si por avanzada edad o por problemas de salud este abuelo no podía cuidar sus nietos, la responsabilidad pasaba a un tío. Sabemos que los chaná tenían muchos hijos, así que eran familias muy numerosas, por eso siempre había quien cuidara de esos niños. Si la madre abandonaba el pueblo de su esposo por quedar viuda, ella debía volver sola al poblado de origen, no podía llevar sus hijos consigo ya que esos niños eran considerados “hijos del pueblo”.

¿Cómo se ponían nombres los chanás?

“Los chaná no tenían un nombre escogido para sus hijos antes de nacer, como sucede en la actualidad. El niño debía mostrar habilidades o defectos con los cuales sería nombrado con años avanzados de edad. Hasta conseguir su nombre eran considerados hijos de… y el nombre de su padre. En chaná nombre es “yulíc” que significa apodo, por eso no tenían un nombre al nacer. Con el tiempo, hombres y mujeres podían cambiar su yulíc si el que tenían no les gustaba o ya no los representaba”.

¿Tenían muchas palabras en su lengua? ¿Se apoyaban con gestos?

“Sí, tenían muchas palabras, palabras de lo que los rodeaba. Pero esto al ser oral y con la llegada inminente de los españoles los chaná se fueron silenciando para salvar sus vidas y estas palabras quedaron en el olvido. Una mujer guarda memoria chaná debía recordar la historia y la lengua pero también debía vivir una vida a la que no estaba acostumbrada, a hablar español y a seguir costumbres que no eran las de sus ancestros y por esto se fueron perdiendo muchas palabras. Se apoyaban con gestos porque era un pueblo silencioso. En un ataque el menor ruido podía delatar su posición y así quedar expuestos, por eso se manejaban mucho con señas y gestos hasta llegar a eliminar palabras ya que con un simple gesto lo decían todo. Los niños desde pequeños sabían los gestos que sus padres les hacían para determinadas actividades, como esconderse en el monte, hacer silencio, entre otros”.

¿Qué significaba la noche?

“La noche para el chaná significaba tiempo de descanso. Tijuiném, su dios, les tenía prohibido deambular durante la noche. Así que ellos obedecían y solo los guerreros que hacían guardia para vigilar los bordes de los poblados podían deambular durante la noche, el resto debía permanecer en su poblado. La luna, que para los chaná era el hijo del sol, los vigilaba durante las horas nocturnas”.

¿Su relación con el sol y la tierra?

“Eran seres que estaban sumamente conectados con su entorno, la madre tierra “Beáda-ó” Madre grande para el chaná era quien les había dado la vida con su cuerpo (la tierra) y la sangre (el agua). Sabían que habían sido creados por su dios del barro, ellos y todo a su alrededor. El sol era quien los vigilaba en el día, puesto ahí por Tijuiném y también les daba calor, luz y vida a todo lo que los rodeaba”.

¿Cuáles eran sus creencias?

“Antiguamente fueron politeístas pero a medida que avanzaban por el continente americano se fueron despojando de esos dioses hasta quedarse sólo con uno, Tijuiném, que significa “nuestro padre espíritu” hijo de otros dioses, que fue enviado a este planeta que estaba vacío para poblarlo. Los chaná sabían que habían otros seres humanos en la tierra pero sólo a ellos los había creado Tijuiném. Su dios había puesto todas las plantas y animales para que pudieran vivir felices en la tierra. A todos los creó por igual, así que no se creían superiores a ningún animal, solo creían que cada uno tenía una inteligencia diferente”.

¿Cómo era el paso a la adolescencia-juventud? (en el caso de niños y niñas, su virginidad y esa relación con madres y abuelas)

“Los niños, al no contar con años la edad, se los diferenciaba por las etapas en las que estaba pasando cada uno. En el caso de los niños eran vistos como futuros hombres cuando ya se les podía ver su vello púbico y a las niñas con su primera menstruación, allí comenzaba para ambos un exhaustivo aprendizaje para poder sobrevivir solos y buscar pareja. Los niños eran entrenados para conocer cada centímetro del monte, qué plantas eran buenas y las que no lo eran. A defenderse de ataques humanos y de animales. A hacer sus propias casas, a preparar armas y saber utilizarlas con destreza. En el caso de los niños, para pasar de adolescente a hombre, tenían un ritual de iniciación que era además el de tener todos los conocimientos para vivir solo, debía cazar un yaguareté con sus propias manos, sin ayuda de nadie. Si el adolescente lo lograba y traía el animal muerto ante su pueblo, ya era considerado un hombre y podía buscar pareja. En el caso de las niñas también eran entrenadas para cazar, sobrevivir en el monte y hasta para parir sus hijos ya que de pequeñas las hacían participar en los partos para que fueran aprendiendo. Y su paso de adolescente a mujer era muy diferente al de los hombres, como por costumbre no se lastimaba a las mujeres, estas niñas para ser reconocidas como mujeres en su pueblo eran desfloradas por su madre, en una ceremonia donde sólo podían participar las mujeres y allí con un falo del árbol de curupí (Sapium haematospermum) era desflorada y ya era considerada una mujer lista para enfrentar la vida. Se elegía este tipo de árbol, que es lactífero, porque creían que esto propiciaría que la futura madre tuviera abundante leche para amamantar a sus hijos”.

La relación con el agua, el primer encuentro sexual de una pareja

“El agua, “atá”, era la sangre de la madre tierra, creían que tener su primera relación sexual como pareja, era lo que los “piraé” ataba. Un ritual que los convertía en pareja de por vida. Además tener relaciones sexuales en el agua era muy importante porque si los hijos eran concebidos en estas circunstancias serían buenos nadadores y nunca se ahogarían”.

¿Eran endogámicos?

“Si, lo eran. Los matrimonios solo podían darse entre personas de ascendencia común”.

¿Cuál era la relación con los chanás-mbeguás?

“Los Chaná eran chaná y los Mbeguá eran de otra etnia. Era un pueblo de servicio de los chaná. Las leyes de los Mbegúa les prohibían la lucha entre ellos u otros pueblos. Por lo tanto, si los atacaban, se dejaban matar. Por esto hacen una alianza con el pueblo chaná a cambio de su servicio. Los chaná, que eran muy guerreros, los protegerían de cualquier ataque. Debían vivir a una determinada distancia del pueblo chaná que los protegía y no podían entrar al poblado chaná a menos que éstos los invitaran o los llamaran para que les “hicieran” música en algún festejo. La distancia a la que debían estar era a la del ladrido de un perro (que se escuchara a lo lejos obviamente) y los Mbegúa debían estar a disposición de los chaná cuando fuera necesario ya que los chaná los defendían de los ataques. En el centro de cada pueblo Mbeguá había un gran tronco hueco que hacían sonar si se veían amenazados y los chaná, siempre listos para el combate, iban en su auxilio”.

¿Tenían consejos de ancianos?

“Claro que sí. Se lo llamaba “Taparí ug tató tá” (Consejo de hombres superiores). Estos hombres eran los encargados de velar por la seguridad del pueblo, quienes hacían cumplir sus leyes y protegían a todos. Siempre eran de las familias llamadas superiores, rango que tenían por ser quienes guardaban entre sus mujeres toda la memoria de su pueblo. Para la toma de decisiones importantes se reunían estos hombres siempre en números impares de personas, ya que, si no lograban ponerse de acuerdo, debían llamar a la “Adá oyé ndén” Mujer Guarda Memoria, quien tenía la última palabra y no se discutía su decisión”.

¿Ciertamente andaban desnudos o casi desnudos? ¿En los inviernos?

“Recordemos que ellos venían bajando por el continente americano de norte a sur. Antiguamente el clima no era como el actual, los inviernos no eran tan crudos, además las personas que nacen y mueren a la intemperie se acostumbran al clima de la zona. Tenían sus ropas para rituales y otras que utilizaban cuando iban a entrar en las aguas estancadas ya que sabían de un parásito que podía esconderse en la parte de los genitales y causarles mucho dolor, para esto se ponían una especie de protector “ltomí” hecho de las fibras de la planta llamada ortiga. Andaban desnudos porque decían que Tijuiném los había creado así, que si hubiera querido cubrir sus cuerpos les hubiera puesto plumas o pelaje”.

¿Qué pasaba cuando crecía en número una población chaná?

“La regla general era abandonar el lugar de residencia y buscar uno nuevo para dejar descansar la tierra. Eran clanes familiares muy grandes y se iban desmembrando a medida que notaban que en el entorno comenzaba a escasear una planta u animal que consumían”.

¿Cortaban o mataban un árbol? ¿Realizaban alguna ceremonia?

“Los chaná no hablaban de cortar ni talar. Ellos decían matar porque era algo vivo. Un árbol representaba un hijo de la Madre Tierra. Por lo tanto “talarlo” significaba que ese árbol no estaría vivo sino muerto. Tenían una ceremonia ya que los chaná no mataban un árbol por que sí nada más, siempre era para darle una utilidad como por ejemplo hacer canoas para navegar los ríos y arroyos. La ceremonia era la siguiente: “Madre Tierra, con mucho respeto te pido que no castigues a tu hijo que necesita matar el árbol para hacer una canoa con su fuerte tronco y con sus ramas cocinar nuestra comida”.



 

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